Varias auditorías realizadas en los años 80 demostraron que un número alto de los riesgos protegidos por Halón 1301, mediante Inundación Total, fallaban a consecuencia de la falta de estanqueidad de los recintos.
Para garantizar la eficacia de estas instalaciones se decidió exigir el requisito de prueba de descarga real y medición de la concentración y de su evolución a diferentes alturas del riesgo protegido.
Los problema causados por la emisión de CFC´s a la atmósfera, con la destrucción de la Capa de Ozono, dieron lugar a la firma del Protocolo de Montreal y la supresión de las descargas innecesarias de CFC´s a la atmósfera, y en consecuencia a la imposibilidad de la realización de pruebas de descarga.
Para llevar a cabo la evaluación de viabilidad de los sistemas de extinción basados en halones, surgieron una serie de alternativas a la prueba de descarga real, entre las cuales se encontraba la Prueba de Estanqueidad de Recintos, o ensayo BLOWER-DOOR (“Door Fan Test”)
El Standard NFPA 12A (referido al halón) en su Edición de 1989 incluyó, por primera vez, la Prueba de Estanqueidad (“Door Fan Test”), realizada con un blower-door.
El Standard NFPA 2001 (relativo a los sistemas de extinción del fuego mediante agentes limpios) requiere una prueba de estanqueidad de recintos como parte del procedimiento de aceptación, no ya para sistemas con halón, sino para todos los sistemas de agentes limpios. El artículo 6.7.2.3* (edición 2004) concreta: “el método preferido actualmente es la utilización de una unidad Door Fan y humo químico”.
Se puede establecer que la prueba de estanqueidad es siempre más conservadora que la de descarga real. Este conservadurismo es una ventaja cuando se trabaja con agentes limpios (“clean agents”), ya que la tolerancia para pérdidas es mucho menor que en el caso del Halón 1301, debido a la menor eficacia intrínseca de estos productos respecto a los halones, y al menor margen de seguridad que existe entre la concentración mínima de diseño y la máxima concentración admisible para su utilización en áreas normalmente ocupadas (“NOAEL”). Condicionantes éstas que vuelven a recordar la importancia de la adecuada estanqueidad.
Los requisitos de higiene y calidad del aire en quirófanos, laboratorios y salas blancas son extremos. Además de un sistema de climatización específico, estos recintos necesitan una alta estanqueidad que impida la entrada de aire sin tratar, polvo y contaminantes.
TermaGraf mide la tasa de renovación de aire n50, el caudal q50 y el área de infiltraciones equivalente.
La eficacia de los sistemas de extinción de incendios mediante agentes gaseosos depende de la estanqueidad del recinto, pues es necesario mantener un nivel de concentración mínimo de dichos gases, al tiempo que se impide la entrada de oxigeno exterior que pueda alimentar a las llamas. El test blower-door aporta un método rápido, fiable y económico, que sustituye a las pruebas de descarga ó inundación.
ENSAYO BLOWER-DOOR, MEDICIÓN DE LA ESTANQUEIDAD AL AIRE DE RECINTOS
Esta prueba genera unas condiciones similares a las que produciría la descarga real del agente extintor, evitando los inconvenientes que eso conlleva, y mejorando si cabe la evaluación de la estanqueidad del recinto protegido.
En resumen, esta prueba mide el tamaño de las fugas que existen en el recinto y la presión que se puede producir a través de los muros. Un programa de ordenador calcula el tiempo de retención de la sala en función de una amplia gama de agentes extintores:
Argon (IG-01), Argonite (IG-55), CEA-410 (FC3-1-10), CO2, FE13 (HFC-23), FE227 (HFC227ea), FE-241 (HCFC-124), FE-25 (HFC-125), FE-36 (HFC-236fa), FIC-13I1, FM- 200 (HFC227ea), HALON 1301(halón), NITROGENO IG100, INERGEN (IG541), NAF S III (HCFC Blend A), Novec 1230, HALOTRON FS49C2.
La prueba de estanqueidad se desarrolla mediante el uso de un ventilador monitorizado que se fija al recinto a ensayar, normalmente en una de sus puertas (“door fan”), y que permite generar una presión similar a la ejercida por la mezcla aire-gas extintor en el suelo después de la descarga. El equipo mide esta presión y la presión dinámica correspondiente al caudal que está saliendo a través de los huecos existentes (fugas).
El software utilizado, en función de los modelos matemáticos aceptados en el Apéndice C del Standard NFPA 2001 (y las normas ISO-14520, UNE-23570), genera la simulación y predice el tiempo de retención.